martes, diciembre 26, 2006

Mi guerrero


En la noche de Navidad, Orión lucía más esplendoroso que nunca. El guerrero estaba allí listo para defender como todas las noches, a las 7 doncellas (las pléyades), que gritan desesperadas ante la amenaza de un furioso toro.

El valiente caballero acude con su espada y su escudo a la defensa de las damas. Acompañado de sus dos perros (Can mayor y can menor) logra vencer a la bestia. Cada noche combate el guerrero, cada noche sale victorioso. Cada noche se pasea por el cielo junto a las 7 doncellas en el flamante carruaje real (Auriga) sin percatarse que a unas horas de distancia lo persigue el escorpión que sellará su destino con la muerte para siempre.

Cada noche Sirio ilumina el camino del guerrero, cada noche de Navidad mi ventana hacia el este, me regala este paisaje. Siempre habrá una historia que contar, siempre habrá quien recuerde en Navidad la lucha de Orión. Las pléyades seguirán allí aún cuando yo no esté. De día, de noche siempre estarán allí. Y habrá alguien que recuerde la lucha de este guerrero y la fortuna de las doncellas al ser rescatadas por el flamante caballero.

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