jueves, julio 20, 2006

La dolce vita


Katiuska: La dolce vita

Mi primer viaje por Italia

I parte

Hay cosas en la vida que uno no llega a imaginarse. Pero tarde o temprano se logran los sueños y por más obstáculos que se tengan Dios concede los deseos de nuestro corazón.

En junio fuí por primera vez a Italia. Quién iba a pensar que un mes después estarían coronados con la copa del mundial de futbol.

Al margen del deporte, mi viaje comenzó en Roma. Llegar desde el aeropuerto a la estación de trenes Termini fue fácil. Le perdí el miedo a no saber hablar el idioma nativo del país, puesto que igual la gente ya esta acostumbrada a tantos turistas y al fin y al cabo uno se termina entendiendo.

Mi primera impresión fue algo difusa. Eran las 11 de la noche y a la salida del terminal de trenes solo habia un taxi. Había poca iluminación y las calles estaban desoladas. Luego de estar en una ciudad como Madrid donde La Marcha nunca se detiene, llegar a otra donde el bullicio se termina con el día, pues no deja de asombrar.

El hostal quedaba a unas 15 cuadras del terminal, pero la noche me hizo tomar un taxi. No pude dejar de multiplicar por el bendito tipo de cambio que llevamos ahora los venezolanos metidos en la cabeza. "15 euros me dijo el taxista". Dios 15 euros son como 39 mil 0 40 mil bolívares. Que más dá de todos modos uno trabaja toda la vida para tratar de darse ciertos gustos.

Siempre que mi lado razonable me quiere ganar la pelea y hacerme recapacitar sobre la necesidad de "no gastar ni ahorrar", recuerdo un versículo biblico en el libro de Eclesiastes que me hace seguir adelante con mis locas aventuras viajeras:

Eclesiástico o Eclesiastés 9:7 al 10

"Vamos, pues! Disfruta del pan que comes y goza del vino que bebes, porque a Dios le han agradado tus acciones. Vístete siempre con ropas blancas; ponte siempre perfume en la cabeza. Goza de la vida con la mujer amada, (con el amado) cada instante de esta vida sin sentido que Dios te ha dado en el mundo. ¡Éso sacarás de trabajar y fatigarte tanto debajo del sol! 10 Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con el mayor empeño; porque en el sepulcro, a donde al fin irás a parar, no se hace ni se piensa nada, no hay conocimientos ni sabiduría".

Dejando atrás el trauma por el gasto del dinero. Me dispuse a disfrutar de la Dulce Vita. Junto a mi madre, que apertrechada con su indumentaria de batalla turística: gorra para el sol, agua suficiente, zapatos comodos y las fuerza del corazón. Nos fuimos a recorrer la Roma de tantas leyendas, tantas películas y tantas historias.

Nuestra primera parada fue en la plaza España, las escalinatas de la iglesia de Trinita del Monte. Fotos aqui, fotos allá. Camino a la Fontana de Trevi, los ojos se me iban encima de las heladerias exquisitas que atraen a los turistas.

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ...