Me crié en San Antonio, estado Táchira. La vida allí tiene ciertos matices. Es mas fácil tomar un bus para ir a Cúcuta donde se llega (cuando no hay cola) en 20 minutos, que subir la cuesta y llegar a San Cristóbal en una hora o mas si las vías están dañadas o hay derrumbes. Los habitantes de la zona, se acostumbran a hacer vida de ambos lados. Una vez hasta celebre el fin de año dos veces por el cambio de horario. Primero en Venezuela y una hora después en Colombia. Me se la letra de los dos himnos nacionales, la televisora del país vecino me es tan familiar como RCTV o cualquier otra venezolana.
Ahora en menos de un año por los conflictos políticos la vida en frontera es otra. Con la puesta en marcha recientemente del plan PATRIA SOBERANA, pareciera que nos convertimos de la noche a la mañana en celosos de nuestros productos, de nuestros alimentos y nos olvidamos de la estrecha dependencia que existe entre las poblaciones de ambos países. La quebrada seca en un abrir y cerrar de ojos se lleno de Guardias Nacionales, centinelas de la patria que hacen las veces de muros humanos para resguardar la franja limítrofe.
Luego de décadas y hasta siglos de contrabando en la frontera, la Guardia Nacional deja de cobrar peajes por debajo de la mesa que permitían en silencio los maleteros pasar toda clase de mercancía de un lado a otro. Y que me dicen de quienes crecieron viendo el trafico de gasolina. Hasta los mecánicos se hicieron especialistas en modificar los tanques de los carros a operar como cisternas especializadas para llevar el combustible al vecino país. A lo largo de la carretera hacia Cúcuta era común ver los pimpineros esperando extraer la gasolina de los carros (muchos de Guardias Nacionales y sus familias), para luego negociar y vender el carburante al doble que en Venezuela, pero hasta la mitad de barato que en Colombia.
Pero en estos días San Antonio, vuelve a estar en los titulares nacionales e internacionales. Con la excusa del contrabando de alimentos (como si fuera algo nuevo que estallo y provoco la escasez), se despliega el operativo con bombos y platillos. No justifico la mafia de los comerciantes que por anos han traficado y negociado con los alimentos, pero todo este operativo me huele a enfrentamiento y retaliación política del presidente Hugo Chavez contra Uribe y no tanto a una acción para custodiar la soberanía alimentaria.
El Eje fronterizo no puede sobrevivir sin el libre intercambio de bienes y servicios. Claro que se debe regularizar la actividad y sanearla de las practicas desleales que se cometen de lado y lado. Pero no podemos poner trabas a una zona que vive y respira gracias a dos pueblos que no conocen de enfrentamientos. Nunca llegue a ver (durante mis anos de crianza), que para poder comprar alimentos necesitabamos la cedula. Es triste la discriminación que ahora se hace. Se habla de imponer cuotas de alimentos para la zona fronteriza. Los están condenando a un permanente racionamiento, primero la gasolina, también los alimentos.
Por un lado se habla de los desplazados colombianos que huyen de su tierra y buscan refugio en Venezuela por el conflicto armado, y se anuncia que se regularizaran dándoles la doble nacionalidad y por el otro, a los ciudadanos de a pie que pasan caminando el puente y viven en la Parada o Villa del Rosario, se les agrede quitándoles un mercado que llevan. Esto tiene su historia, siempre vi como bajaban de los buses amarillos y negros a los colombianos que llevaban unos cuantos kilos de harina de maíz, pero por el otro lado vi como se instalaron grandes almacenadoras de alimentos que pagaban impuestos legales y no legales, para luego pasar los alimentos en gandolas por la aduana hacia Colombia.
Mientras tanto me pregunto: cuanto tiempo aguantara la frontera con ese muro que se impone ahora. Que pasara con aquellos venezolanos que ahora si podrán encontrar leche, pero que luego no tendrán a quien venderles sus servicios y productos.
Es una realidad, ni San Antonio y Urena pueden sobrevivir solos, ni tampoco el Norte de Santander. También me pregunto si este operativo durara este ano electoral o si se esfumara y volverán a pasar las gandolas en complicidad con los agentes oficiales pero de vez en cuando se le quitaran los 3 kilos de arroz, al ingenuo que se atreva a pasar a pie por el puente.
O mas bien, este operativo por alimentos abarcara la lucha por la seguridad personal y se eliminaran de la faz de la tierra fronteriza los secuestros, vacunas y extorsiones a los productores. No lo se, lo único que podemos ver, leer y escuchar es que la cosa en la frontera esta que arde.
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