Cuando me enfrento al centro de Caracas, saco fuerzas de donde no las tengo. Camino con tal velocidad que ni yo misma me reconozco. Ya me he acostumbrado a evadir los obstáculos de buhoneros y personas que se atraviesan por todos lados.
Las colas en el centro para mi como peatón, no son una tragedia, al contrario es se convierten en una oportunidad para atravesar la calle por donde me da la gana. Claro está, cuidándome de mirar de lado y lado para evitar que una moto me lleve por delante.
Esta vez no fue un pleito entre mujeres buhoneras lo que detuvo mi andar en el centro. Al atravesar la plaza Miranda, escuche la voz de un niño que decía: "vamos a asaltar pues". Escuchar esto luego de caminar varias cuadras donde los atracos, arrebatones e incluso balaceras pueden ocurrir, me dejó un poco descolocada.
En segundos ubiqué con la mirada al niño que gritaba semejante invitación, se puede decir que es aceptable este tipo de frases en el juego de policías y ladrones que suelen practicar todos los varones en edad infantil. El otro chico corría hacia su compañero con un arma de juguete en la mano. Un simple juego de niños.
Sin embargo, no dejo de pensar que esa frase "vamos a asaltar" se pueda convertir en una realidad en la vida de esos chicos en el futuro. Quizás estoy exagerando (mujer que no exagera, no es mujer), pero cuando se habla de la influencia de los juguetes en el comportamiento de las personas, pienso que tanta violencia puede crear adultos igualmente violentos.
Las colas en el centro para mi como peatón, no son una tragedia, al contrario es se convierten en una oportunidad para atravesar la calle por donde me da la gana. Claro está, cuidándome de mirar de lado y lado para evitar que una moto me lleve por delante.
Esta vez no fue un pleito entre mujeres buhoneras lo que detuvo mi andar en el centro. Al atravesar la plaza Miranda, escuche la voz de un niño que decía: "vamos a asaltar pues". Escuchar esto luego de caminar varias cuadras donde los atracos, arrebatones e incluso balaceras pueden ocurrir, me dejó un poco descolocada.
En segundos ubiqué con la mirada al niño que gritaba semejante invitación, se puede decir que es aceptable este tipo de frases en el juego de policías y ladrones que suelen practicar todos los varones en edad infantil. El otro chico corría hacia su compañero con un arma de juguete en la mano. Un simple juego de niños.
Sin embargo, no dejo de pensar que esa frase "vamos a asaltar" se pueda convertir en una realidad en la vida de esos chicos en el futuro. Quizás estoy exagerando (mujer que no exagera, no es mujer), pero cuando se habla de la influencia de los juguetes en el comportamiento de las personas, pienso que tanta violencia puede crear adultos igualmente violentos.
Esta escena puede llegar incluso a ser inocente en comparación con la cantidad de violencia que traen los video juegos por computadora.
Ya tenemos bastante con la inseguridad cotidiana para estar desarrollando una generación extremadamente agresiva. Pero eso es lo que esta sucediendo.
No soy quien para advertir sobre esta pandemia, pero los video juegos se han convertido en el mejor ejemplo para retratar la educación que reciben los chicos hoy día. Sangre y más sangre provocan con sólo pulsar un botón en la computadora o en el mando de una Xbox 360, aqui en Caracas y en cualquier parte del mundo.
Ya tenemos bastante con la inseguridad cotidiana para estar desarrollando una generación extremadamente agresiva. Pero eso es lo que esta sucediendo.
No soy quien para advertir sobre esta pandemia, pero los video juegos se han convertido en el mejor ejemplo para retratar la educación que reciben los chicos hoy día. Sangre y más sangre provocan con sólo pulsar un botón en la computadora o en el mando de una Xbox 360, aqui en Caracas y en cualquier parte del mundo.
1 comentario:
Querida Katy, me encanta tu preocupaión por las circunstancias sociales. Definitivamente los estimulos que reciben los intes no son los mejores y a medida que pasan los años van empeorando, video juegos, TV, computadora, todo incita a los antivalores. Quiza suene exagerado (aunque no soy mujer), pero la raza humana se aproxima a su autodestrucción, "a paso de vencedores".
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