Siete meses fuera del país me sirvieron para comprender que soy más venezolana en el extranjero que en Venezuela. En Madrid hice y comí más arepas que en Caracas.
Allá escuche más música venezolana de lo que obliga la ley 1x1 en las emisoras venezolanas.
Hablé de historia, defendí mi patria y hasta llevé una franela del deportivo Táchira al Santiago Bernabeu, porque creo que mis equipos de fútbol valen igual que el Real Madrid.
Esta es mi respuesta a quienes quieren callar la opinión de los venezolanos que están afuera.
No podemos prejuzgar a la gente que se fue de Venezuela y mucho menos creernos con el derecho de negarles que opinen sobre su propio país.
La sangre no emigra, los recuerdos tampoco, y hay una tierra que te seguirá doliendo estés donde estés.
A mis amigos en Londres, en Madrid, en Galicia, en Atlanta, en Alemania, en Argentina —donde una porteña a pesar de no ser venezolana, añora sus días en Caracas—. A los que están regados por todo el mundo, porque nunca dejarán de ser venezolanos.
Así que a callarle la boca a quienes ligeramente pretenden censurar la opinión de un venezolano en tierra extraña. Porque este país se forjó con inmigrantes que hoy son más nuestros que cualquier nativo.
Los que están en tierras lejanas no son menos venezolanos que los que continuamos aquí.
PD: Por si queda alguna duda estuve becada siete meses en España. No me vine porque fracasé, me vine porque triunfé. Y admiro a quienes llevan en alto nuestra bandera en territorio ajeno.
2 comentarios:
Muchas gracias por este post! Estando fuera, uno se relaciona con gente de tantas y tantas nacionalidades que uno lo que quiere es ser embajador del pais de donde se viene y enseñar a otros con orgullo la cultura y tradiciones propias. Esa es la conducta que adopta un extranjero independientemente del pais del cual se venga. Y da un fresquito saber cuando otros disfrutan por ejemplo una arepa, o una gaita, o hasta hablar de Chavez, o tambien cuando nos damos cuenta que no somos tan diferentes...que tenemos muchas cosas en comun.
Pues yo que vivi 5 años en España estoy absolutamente de acuerdo con lo que plantea Katiuska. El asunto de comer o no arepas, de escuchar o no nuestra musica...todo eso es valioso, pero nada mas grande que la necesidad de saborear el sol, el afecto, la simpatia, el verdor de Venezuela cuando uno esta bien lejos...y por que nos fuimos...coño, porque a veces hay que cuidar la salud mental y animica y como uno no aguanta, pues busca esa salida. Yo volvi, y salga sapo o salga rana, aqui estoy, derrumbada porque perdimos otra vez, pero con energia para continuar luchando por una Venezuela democratica, libre de ideas locas sobre socialismo que solo disfrazan malos manejos, mala administracion, incompetencia y ansias de control absoluto. Y me perdonan que sea tan directa. Y por ultimo: venezuela es de todos los venezolanos asi estemos en Jupiter, no es propiedad de ningun individuo ni grupo politico.
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