Definitivamente las mujeres somos extremadamente hormonales. En menos de una semana, no sólo yo, sino varias de mis amigas han explotado por algún motivo.
Los churrazos (termino utilizado para calificar mis ataques de ira repentinos) se han popularizado y hasta superados.
Las versiones de mis amigas incluso son sorprendentes, bien dicen que cuando se copia algo tienden a perfeccionarse los métodos iniciales, y este es un caso perfecto.
Un día, luego de un almuerzo a todo dar, llegué al trabajo algo somnolienta por haber bebido dos copas de vino. Mientras hacia una entrevista telefónica de última hora, uno de mis compañeros comenzó a decir: la churry esta borracha, la churry esta borracha, la churry esta borracha.
No paso ni un segundo luego de haber colgado el telefono, cuando mi potente voz silenció el tecleo de las computadoras de mis compañeros.
Habia dicho: BORRACHA TU MADRE...
Este típico churrazo en horas de trabajo se ha convertido en parte de una leyenda. Cada vez que alguien tiene un ataque repentino de enojo es medido con el churrometro.
Si el ataque tiene la misma fuerza y reacción de mi famosa frase, inmediatamente se convierte en otra leyenda.
Y es que las reacciones descontroladas hormonales que nosotras las mujeres podemos expresar con mucha facilidad son super liberadoras y contagiosas. JAJAJAJA
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